La mirada del pastor (y 2)
Todo se halla en un momento intenso y de gran morbo en mi casa del campo; los tres, con ganas de disfrutar, por primera vez, de la transgresión del gran tabú de las mujeres: verse en manos de otro hombre ante la mirada lasciva del propio.
La mirada del pastor (y 2)
Con el sabor de su boca anudé con firmeza el pañuelo alrededor de sus ojos, para que viese que no iba a tener miramientos con ella, sobre todo a partir de que no pudiera ver nada. Para entorpecer aún más sus percepciones, con el otro pañuelo, junté sus palmas por delante del cuerpo y até sus muñecas, todavía más enérgicamente que al cerrar sus ojos, para que no pudiera toquetear con las palmas lo que se acercase a ella. Protestó porque se sentía inmovilizada y un tanto...