La habitación número12

Un fin de semana en Sarajevo

Unos preciosos ojos verdes me miraron a través de unas sugerentes gafas cuando entré en la recepción del pequeño hotel que había reservado para el fin de semana en Sarajevo. Sus labios carnosos me saludaron amablemente mientras dejaban ver sus dientes blanquísimos.

  • Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle?- Dijo la recepcionista levantándose de su asiento

  • Tengo una reserva hecha a nombre de Ivanova

La recepcionista se volvió a sentar en su sitio. Mientras buscaba en el ordenador no pude evitar...

Sus labios marcados en la espuma de la cerveza

Los cursos veraniegos...

La profesora de inglés entró el primer día, dejó sus libros sobre la mesa y se presentó ante los cuatro alumnos que compartíamos el curso veraniego. No escuché su nombre o, para ser más exactos, lo escuché pero a duras penas pude retener el nombre de Helen porque mi atención estaba ya centrada en el precioso vestido rojo que llevaba, el corte de pelo francés que dejaba su cuello a la vista y sus piernas, no muy largas pero sensiblemente sugerentes; cuando se dio la vuelta para apuntar su correo electrónico...

Carmín rojo

Los viajes de trabajo siguen dando para muchas aventuras...

Llovía a cántaros fuera del coche. Las luces pasaban rápidamente por la amplia avenida sin que ni Ewa ni yo nos miráramos ni un momento, ambas estábamos caladas hasta los huesos. En la radio daban noticias, no entendía lo que decían pero por la emoción del comentarista deberían ser noticias deportivas, en todos los sitios del mundo los hombres se emocionan al hablar de su equipo de fútbol; dado que ninguna de nosotras contestaba nada, el taxista había dejado de preguntarnos hace rato. Inesperadamente Ewa me...

Dos sentidos 1/2

Aquel fin de semana en Varsovia... Cuando tenga un ratito sigo con él

Aquel fin de semana largo, habíamos decidido ir a pasarlo a Varsovia para aprovechar los últimos rayos de sol del otoño antes del cambio de hora. Los colores de la ciudad nos habian animado a salir a disfrutar de una copiosa cena en un romántico restaurante central. Noté una cierta excitación y un poco de prisa por parte de Johann en terminar de cenar... de todas formas no rechacé la invitación para volver a la habitación del hotel que habíamos alquilado para cuatro noches.

Johann me pidió permiso para...

La mosca se come a la araña

Ficción hecha realidad...

Cuando ella se sentó frente a mí en el metro y se puso a leer su libro, yo iba al trabajo en Atenas y no pude dejar de mirarla durante todo el viaje porque su pelo moreno y corto, sus grandes gafas Ray-Ban y sus pantalones naranja, junto con su sonrisa, irradiaban una felicidad y un erotismo difícil de encontrar en un metro abarrotado a las ocho de la mañana en dirección al centro de Atenas. No pude concentrarme ni un minuto más en la presentación que tenía que hacer en apenas una hora.

Casualidades d...