Toque de queda
"Lo siento" Vuelve a susurrar en mi oído. Quita la mano de mi cara ya que no tengo fuerzas para gritar y la sustituye por su boca. Sus labios son gruesos y blandos pero no reciben ninguna respuesta por mi parte. Quita su peso de encima durante un momento para abrir mis piernas y ponerse contra ellas
Había salido de casa cuando ya había empezado el toque de queda, no fue algo premeditado, sólo necesitaba salir de un espacio en el que me estaba ahogando. Lo había hecho por la ventana de mi habitación, aterrizando en los arbustos que yo misma había plantado aun con el riesgo de torcerme algún tobillo y ser descubierta por los habitantes del vecindario.
Pero aquí estoy diez minutos después, andando por una gran calle vacía que me produce escalofríos pero aclara mi mente. El reloj de la catedral repic...