NUNCA ES DEMASIADO TARDE (quinto capítulo)
Mientras intentaba dormir no paraba de pensar en lo que habíamos hecho. Sexo, mi padre y yo habíamos tenido sexo, si no completo, sí bastante sexo.
Y el orgasmo llegó.
Y no por anunciado dejó de sorprender a mi padre y a mí mismo. Al primer trallazo de semen, mi padre se incorporó para no perderse detalle de la corrida del “maricón de su hijo”. Su mano seguía apretándome fuertemente la polla, aunque ahora dejó de moverla, la mantuvo en la posición en la cual el glande estaba totalmente descapullado y mi semen no tenía obstáculos para no salir libremente. Ya digo que el primer chorro me sorprendió, no sé dónde fue a parar. A mi vientre supongo, o...