NUNCA ES DEMASIADO TARDE (quinto capítulo)

Mientras intentaba dormir no paraba de pensar en lo que habíamos hecho. Sexo, mi padre y yo habíamos tenido sexo, si no completo, sí bastante sexo.

Y el orgasmo llegó.

Y no por anunciado dejó de sorprender a mi padre y a mí mismo. Al primer trallazo de semen, mi padre se incorporó para no perderse detalle de la corrida del “maricón de su hijo”. Su mano seguía apretándome fuertemente la polla, aunque ahora dejó de moverla, la mantuvo en la posición en la cual el glande estaba totalmente descapullado y mi semen no tenía obstáculos para no salir libremente. Ya digo que el primer chorro me sorprendió, no sé dónde fue a parar. A mi vientre supongo, o...

NUNCA ES DEMASIADO TARDE (cuarto capítulo)

Si no te he entendido mal, chupapollas, es que te gusta que cuando te estés follando a algún maricón, te gustaría que otro te la clavara a ti también.

Tras tomar un café y volver a darme una ducha, estuve imprimiendo y corrigiendo dos copias de la justificación del Centro de Salud, una para mi padre y otra para mí, pues ya era tarde para asistir a algunas de las clases y, además, no tenía ganas.

Me despedí de mi padre hasta la hora de la cena, le dije que comería algo por ahí antes de ir al entrenamiento de balonmano y que luego daría una vuelta con los amigos. Lo primero que hice fue dirigirme al taller donde él trabajaba pues ya era cerca de la un...

NUNCA ES DEMASIADO TARDE (tercer capítulo)

Pienso que soy un miserable por abusar de mi padre borracho

En mi habitación, un leve ronquido indicaba que mi padre dormía. Y estaba durmiendo a pierna suelta literalmente hablando pues una de sus piernas sobresalía por encima de la colcha-manta y ésta apenas le cubría medio cuerpo.

Me dirigí a taparlo, aunque no hacía nada de frío en la habitación. Yo estaba desnudo y no tenía prisa por vestirme o acurrucarme junto a él en la cama.

Antes de taparlo, analicé su cuerpo detenidamente. Su piel era oscura, es mucho mas moreno que yo. En su pecho, bastante p...

NUNCA ES DEMASIADO TARDE (segundo capítulo)

Esta noche he soñado que mi padre me masturbaba… estoy para que me psicoanalicen.

Tuve una sensación rara por haber pillado a mi padre masturbándose. No es que me extrañase, al fin y al cabo, mi padre era uno de esos que cuando se iba de putas te lo contaba con pelos y señales. “Lo que no me hacía tu madre” solía decir después de enumerar (y fantasear) por cómo se la había follado o cómo le habían comido la polla. Claro que una cosa es que te cuente sus batallas sexuales y otra verlo en acción consigo mismo. Digo que tuve una sensación rara porque no pude dormir, me estuve...

NUNCA ES DEMASIADO TARDE (primer capítulo)

Claro que sabía por qué aguanto a mi padre. Porque lo quería. Porque a punto de cumplir 49 años tan solo me tenía a mí y a un par de amigos con los que se emborrachaba y, alguna vez, se iba de putas.

De pronto suena Van Morrison cantando Brown Eyed Girl . Esta vieja canción de los años 60 es la que nos interrumpió a Lorenzo y a mí cuando llevábamos cerca de una hora preparando el examen de “Fundamentos de programación”, una de las asignaturas de primero de telecomunicaciones. Era el sonido que tenía para recibir llamadas en mi Smartphone.

-¿No lo vas a coger? –dijo Lorenzo.

- Será el pesado de mi padre . –Contesté. *Luego le llamo, vamos a intentar terminar de repasar el e...

Mi vida lejos de casa (y 5)

Entiendo que le diera miedo aceptar que le estaba gustando, su masculinidad se derrumbaba totalmente.

Los siguientes días tampoco fueron muy agradables. Apenas veía a Jesús, ni siquiera a la hora de la cena o en el baño. Vicente y él pidieron cenar mas temprano y yo no quise forzar el encuentro. Alguna vez entré al baño y estaba Vicente, lo saludaba, pero me miraba y se iba. Me estaba haciendo el boicot por haber estado con “su novio”. Desde luego era un auténtico chulo que solo entendía como una posesión su relación con Jesús.

Yo, aunque un poco intimidado por su carácter, y siendo tan joven, no quer...

Mi vida lejos de casa (4)

Cuando se tumbó junto a mí en mi cama y nuestras pieles se rozaron, yo sabía como iba a terminar esa siesta.

Andábamos despacio, Jesús mirando al suelo y como distraído, yo quería animarlo y no paraba de sacar temas, yo hablaba de mi del pueblo, de anécdotas de las clases de la universidad… incluso de fútbol (aunque no me gusta ni entiendo) y le preguntaba por sus familiares, sus gustos y aficiones, pero seguía como ausente y cuando contestaba lo hacía con monosílabos y sin explicar mucho más.

Lo agarré del brazo y lo senté en un banco. Desde aquí se veía el rio, ancho, de aguas grisáceas. Sus aguas parecían...

Mi vida lejos de casa (3)

Nunca había visto nada igual. No sabía que se pudiera follar así.

En los siguientes días, volví a echar la llave cada vez que me retiraba a mi habitación.

Volvía tarde a la pensión, ya los obreros habían cenado y retirado a su habitación y le decía a doña Encarna cualquier mentira como que me había quedado a terminar un trabajo con otros compañeros y que ya habíamos picado algo. Entonces ella me preparaba un tazón de leche con galletas y yo me lo llevaba directamente a mi habitación. Luego echaba la llave a la puerta e intentaba dormir.

Mas de una vez oí que,...

Mi vida lejos de casa (1)

Supongo que hay veces que haces cosas sin pensarlas mucho.

Esa noche no pude dormir mucho. A la mañana siguiente saldría en tren para Sevilla. Iba a empezar, a mis 18 años mis estudios universitarios de Derecho y, como me ha ocurrido a lo largo de todos mis años de estudiante, la noche anterior estaba algo intranquilo y no paraba de dar vueltas en la cama, a lo que se añadía el calor que estábamos pasando todavía. El verano se negaba a irse.

Me levanté para ir a la cocina a beber. Solo llevaba puesto unos viejos calzoncillos blancos tipo slip con abertura fro...

Mi vidad lejos de casa (2)

Muchas veces es más excitante lo que te imaginas que ver follar directamente

La casa de la calle Marines quedaba muy lejos del Centro donde yo estudiaba, pero eso no me importó mucho. Era una casa de planta baja, con un pequeño patio interior gracias al cual mi habitación, y la de los obreros, disfrutaban de luz exterior, pues ambas habitaciones no daban a la calle.

Después de comer algo, el dueño, Justo, me llevó a mi habitación. Era espaciosa. Una cama de 90 cm sin cabezal, un ropero de dos puertas, una pequeña mesilla junto a la cama, un mueble estantería, una mesa rectangu...