Todas tus segundas partes (I)

Primera parte de la historia de William y su sumisa, Dalila.

-Pasa. -Dijo una voz grave a través del telefonillo a la vez que el mecanismo de la puerta hacía que esta se abriese, una orden concisa y directa, como las que siempre da.  Ella, como siempre, obedece y entra en esa casa que hasta hace poco no había pisado nunca, pero a la que era asidua ya. Y como siempre, hace su ritual de relajación: respira profundamente tres veces, mientras se dice a si misma que todo irá bien, que ya sabe lo que va a pasar. Y sí, en efecto, siempre sabe lo que va a pasar, va a esa cas...