Eres de mi propiedad
Natalia sabe y demuestra que su hombre le pertenece
Sentada en la butaca del reservado, lo observaba distraídamente abriéndose paso, sorteando a la gente que enloquecida bailaba en la pista. El intenso ritmo de la música les embriagaba entre juegos de luces, creando una atmosfera profunda, oscura, irreal. A esa hora de la noche el local ya se encontraba abarrotado, los asiduos acudían puntuales donde sabían que el ambiente era especial y la animación nunca faltaba. En aquel lugar se habían conocido hacía años y les gustaba volver a despertar la pasión viéndo...