Pensando en pinzas
En uno de esos días malos, que te vienen a la mente recuerdos agradables de haber jugado con pinzas y con ÉL.
Acaba el día, un día de esos que no quedaran para la historia, al menos no en la de buenas historias. Quieres relajarte, bajar pulsaciones o mejor… subirlas. No estás en un estado físico bueno, ni siquiera aceptable. Te echas en la cama, hace frio pero tu cuerpo empieza a sentir un calor muy especial, no de la excitación sino el calor remanente de esa persona que se aloja en tu mente desde que despiertas hasta que te acuestas.
Vienen sin pensarlo recuerdos de aquel día, que tampoco estabas tan bien… p...