Fueron sus ojos (3)
Llegó el momento en el que deje de tener control alguno de la situación.
El recuerdo de mi segunda noche con Víctor me persiguió varios días. No me cabía duda de que era un hijo de puta sin sentimientos que no tenía ninguna consideración conmigo. Me utlizaba, se aprovechaba de mí, hacía que me comportara como una golfa y cuando se cansaba me echaba sin miramientos. Cada vez que recordaba lo que había pasado me enfurecía por haberme dejado entrar en su juego y acababa llorando de rabia.
Álvaro trataba de entender qué me pasaba, pero me dio por imposible. Supuso que es...