El fotógrafo y la modelo
Tras la cena nos fuimos a la habitación del hotel, ella me dijo que necesitaba una ducha y que luego se pondría algo más sugerente. Cuando la vi salir con el albornoz, mojada aún y con el cabello sin peinar algo se despertó entre mis piernas, y eso sólo era el principio...
Tras la cena nos fuimos a la habitación del hotel, ella me dijo que necesitaba una ducha y que luego se pondría algo más sugerente. Cuando la vi salir con el albornoz, mojada aún y con el cabello sin peinar algo se despertó entre mis piernas, y eso sólo era el principio.
Ella había aceptado una sesión fotográfica en la que yo captaría con mi cámara toda su belleza. Y desde el primer momento me tenía cautivado. No era sólo por su estupendo cuerpo, su voz, su mirada y sus gestos me hechizaban poco...