Minibukakke en la sauna gay.
Me comí tres pollas en una sauna gay.
Hacía más de un año que no iba a ninguna sauna, a las cuales suelo ir a menudo; por lo menos, eso era antes de comenzar la pandemia.
Tenía unas ganas increíbles de comerme una polla y tragarme todo el semen, sentirlo en mi boca unos segundos, notar lo caliente que sale y luego dejar que se fuera hacia abajo por la garganta.
Ese día que estaba de vacaciones y sin poder salir de la provincia por el confinamiento, pudieron más las ganas de polla que la paciencia, así me fui a una de las saunas que es...