Su pequeña zorra
En el paraíso de su cuerpo, siendo poseída por su virilidad.
Bajé su pantalón lentamente asomando un bulto prominente en su bóxer negro, apenas lo vi me lo lleve a la boca, mojando el bóxer con mi saliva y apretando su miembro con los dientes, sabía que se volvería loco de ansias por el contacto directo y precisamente a los pocos segundos se quejó, sonreí complacida y bajé el bóxer liberando su enorme miembro. Estaba duro como una roca y me ponía muy caliente saber que había sido por causa mía, por desnudarme lentamente mientras meneaba mis caderas en círculos al rit...