El hijo de la vecina

Demasiado tentador. Demasiado cerca.

El hijo de la vecina

Aquella noche me desperté sobresaltada y tanteé a mi lado en total oscuridad. Alfonso, mi marido, no estaba, se encontraba en uno de sus viajes de trabajo. De pronto escuché con estupor ruidos al fondo del pasillo. Miré el reloj de la mesilla, eran casi las dos y media de la madrugada.

— ¿Estarán intentando entrar? —pensé preocupada.

A mis cuarenta y dos años había tenido que acostumbrarme a la soledad, pero eso no evitaba el miedo, el miedo a que quisieran robar en ca...