Un encuentro con Caperucita.

Un pequeño paseo por el campo se convierte en una tórrida aventura con una moderna Caperucita.

Los pájaros cantaban bajo un sol de justicia mientras yo caminaba sin prisas por el camino. A ambos lados se sucedían grandes prados de hierba verde, alternándose con trozos de bosque de pino. Llevaba unos tres cuartos de hora caminando, disfrutando de mi paseo mientras vigilaba a mi perro, que saltaba y brincaba por los márgenes del camino. De pronto, vi como el animal salía disparado hacia un recodo del camino. Algo había llamado su atención, y ladraba con la alegría de un cachorro que quiere jugar. Algo...

Qué malo eres... Parte 3 y desenlace

Llegan a su fin las aventuras de nuestro héroe con su pasiva primita. Pero... ¿habrá una sorpresa final?

Llego con este relato al fin de mis “aventurillas” con mi dulce primita, un relato con un final sorprendente, como no podía ser menos en una relación tan insólita. Un final ciertamente agridulce, pues inoculó en mi recuerdo un ardiente veneno que jamás habría de abandonarme. Pero todavía falta un poco para eso. Como comprenderéis, el ardiente adolescente que yo era en aquella época no dejaba pasar cualquier ocasión, por pequeña que fuera, para someter a mi primita a todo lo que mi calenturienta imaginación...

Qué malo eres... Parte 2.

Siguen las aventuras de nuestro héroe con su prima favorita.

Después de mi última "aventura" con mi primita, ya tenía totalmente claro que la tenía a mi disposición para hacerle todo lo que mi calenturienta mente me dictara. Esperaba con ansia los momentos en los que me quedaba a solas con ella para continuar con mi festival de tocamientos, lo que me procuraba un placer inmenso y unas corridas brutales. En uno de esos momentos, llevé la mano de mi prima hacia mi entrepierna para que comenzara con sus habituales apretones de mi enhiesta polla. Yo ya había decidido ir...

Qué malo eres... Parte 1.

Un avispado adolescente se aprovecha de la pasividad de su primita para satisfacer sus más bajos instintos.

Todo lo que voy a contar pasó hace ya muchos años, pero es tan intenso el recuerdo que todavía, a día de hoy, me excito muchísimo cuando lo recuerdo. Y el caso es que mi primita no era nada del otro mundo.  Tenía catorce años, gordita, sin apenas tetas, era una niña que no llamada demasiado la atención. Pero tenía algo, un punto de exhibicionismo, no le importaba mostrarse ante los demás, y en los juegos de "médicos" en los que nos involucrábamos todos los primos, nunca ponía obstáculos a nuestros aparentem...