Desnudez

Sin rima

Amo tu desnudez.

Porque desnuda.

Me bebes, me sorbes.

Me transpiras y me besas.

Tu desnudez derriba.

Mis muros tersos.

De mis fuertes apetencias.

Requiero y te amo.

Requieres y me amas.

Abriendo mi puerta.

Entra y sales.

No estas presa.

De mi sensibilidad.

Compresa en mis tercios.

Para adivinarte.

Y despertarte.

Tomarte presa.

Si presa.

De lazos.

Sin anudar.

Tomo de tu mano.

Y te...

Saga del Lobo

La ley de la manada

3.- LA SOMBRA DEL LOBO.

Corría con el viento en pos del olor de la presa, sus hermanos corrían con él, embriagados con el olor a miedo que ella desprendía, siguiendo sin problemas el rastro claro que iba dejando.

Sacudió su cabello con un movimiento salvaje y respondió con un aullido al grito de la presa atrapada. Sus hermanos corearon su aullido y su fuerza vital se elevó en la noche.

En unos segundos estaba junto a ella, pequeña, aturdida, atrapada en unas zarzas a los pies de un roble...

Saga del Lobo

La ley de la manada

2.- EL BOSQUE

Me deslizo en el bosque, con las primeras sombras, oculto mi rostro con la caperuza roja. Si la muerte está aquí, afrontaré el peligro, lo prefiero a seguir viviendo asi.

Percibo en el aire el aroma del bosque, espliego, romero, tomillo, menta. Todo está en calma pero flota un olor extraño, previo a una tormenta. Mis pies desnudos corren por senderos ocultos, intento buscar el camino mas recto hacia el poblado. En la espesura todo está en silencio. Recuerdo las historias sobre las...

Saga del Lobo

La ley de la manada

1.- LA PECADORA

Me miran de través cuando paso por su lado. Yo camino con la vista al frente, la mirada pérdida, como si no me diera cuenta de nada, pero no dejo de observar sus miradas maliciosas, sus cuchicheos al pasar, en ocasiones escucho su risa ofensiva.

Me dejo llevar por mi mundo interior y sus imágenes me calman. El claro de la colina sembrado de margaritas, mis manos aferrando puñados de tierra humeda, el olor del maiz madurando al sol, su cuerpo cabalgando encima del mío. Quisiera po...

El encuentro

Experiencias

Me encontraba nerviosa durante toda la mañana. No podía dejar de pensar que esa tarde había quedado por segunda vez con Mi Amo. Pensaba a cada momento cómo sería de nuevo encontrarme ante Él. Recordaba el primer día, y no podía dejar de imaginarme cómo reaccionaria al estar de nuevo a sus pies. Eso me mantenía tremendamente excitada y asustada a un tiempo. Él era un hombre no muy alto, de complexión medianamente fuerte, con el pelo castaño y los ojos negros. Su voz no era muy profunda, pero cuando ordenaba...

Hoja de los coños

Divagando...

En la noche, que es un gran coño oscuro, los coños dejan fluir su monólogo interior preso en su ojiva de encrespado vello negro o rubio y puede ser que hasta rojizo/ en lo más fuerte de la noche los coños, nichos ciegos, sueñan vegetaciones aún más húmedas que las que ellos guardan/ palpitan cuando la noche se hace más fuerte/ proliferan en musgos ardientes/ ahondan su irradiada espera, y acaso, pero quién podría saberlo, quieren urgidamente, como deseosos inconformes frutos de negrura, abrirse a la luz/ y...

Malentendidos

Diferencia de intereses

1.- EL DIARIO DE ELLA

El sábado por la noche lo encontré raro.

Habíamos quedado en encontrarnos en un bar para tomar una copa.

Estuve toda la tarde de compras con unas amigas y pensé que era culpa mía porque llegué con un poco de retraso a mi cita, pero él no hizo ningún comentario.

La conversación no era muy animada, así que le propuse ir a un lugar más íntimo para poder charlar más tranquilamente.

Fuimos a un restaurante y él se seguía portando de forma extraña.

...

Enfundada en su abrigo

Desobedecer para mayor entrega

Enfundada en su abrigo, sentía las ataduras de su corsett oro de brocadas flores negras apretando su cintura, sobre la blusa blanca, el rocé en las rodillas de su falda negra y las ligas de las medias de costura que acababan en un lazo que rozaba sus zapatos de tacón, la hacían caminar despacio, La boina de moher negra recogía su melena y despejaban su cara y su cuello, que lucia el collar de acero que su Señor la había regalado, en sus muñecas las esclavas a juego. Había desobedecido adrede pero no tenia m...

Semáforo rojo

Esperando que cambie a verde

Era como media tarde, el sol daba al frente de mi parabrisas, me quemaba, sentía sus rayos cayendo a plomo, escuchaba por la radio la voz rasposa de Sabina cantado a dúo con Chavela Vargas, una canción que antes había escuchado en Madrid.

Todo parecía normal, la tibia y mediocre normalidad, aunada a la fuerza con las buenas costumbres.

El auto dio un giro, todo se torno rojo, caía, sentía en el estomago la velocidad de la caida, cada momento el vértigo se convertía en parte de mi existencia, caí...