El placer de lo inesperado

Si esperaba alguna vez que mi primer encuentro con una mujer fuera todo tierno y de hermosas caricias, pues me equivoqué. Lo único rosa de mi encuentro fue la tanga que quedó tirada en el piso y el corazón de su vagina caliente en mi boca.

El placer de lo inesperado

¿Cómo negarle la entrada a lo inesperado? Son sólo cosas que piensas hasta después que pasaron y a veces ya no vale nada reprochar tu proceder. Aunque a pesar de lo que podrían pensar muchos sobre esto, yo no me arrepiento.

Ella llegó como pudo haber llegado cualquier otro día, con la confianza de quien conoces de hace mucho tiempo. Pero fue precisamente ese habernos conocido desde hacía tanto lo que hizo la sorpresa aún mayor.

Hablábamos de hombres y lo simp...