Seduciéndola y desvirgándola reloj en mano

Tenía el tiempo medido y no habría segunda oportunidad... ¿me alcanzaría?

Yo estudié la prepa en cierta ciudad de provincias, en una "prestigiosa" escuela de paga llena de chavitas lindas y alocadas pero educadas en la peor tradición conservadora. Llegué ahí luego de varios desastres escolares y triunfos de otra especie. Era tres años mayor que mis compañeros y era "popular" a pesar de ser casi el único que llegaba en camión y de no pertenecer a su medio social, "popular", porque era el mejor jugador de ajedrez y el sheriff de la zaga central del equipo de futbol; también porque...

La puta enamorada

Qué hacen las putas cuando se enamoran... relato histórico

El  General entró sin aviso a la habitación de Dolores, a quien encontró vestida con una ligera bata de estar en casa, cepillándose el pelo, preparándose para la agotadora jornada de la tarde. La muchacha, tímida y discreta fuera de su profesión, era una de las más cotizadas del burdel que La Bandida había instalado en Torreón. Además, como Dolores era hija del difunto capitán Urbano García, era protegida de la lenona.

El General conoció a Dolores días después de su debut en aquel burdel en que lo tra...

Conchita, la amiga de mi madre

Las lecciones de un buen libro para perder la virginidad

Quien afirme que la naturaleza es sabia, no sabe lo que dice. Salvo casos muy excepcionales, en la adolescencia, cuando uno tiene el pito parado todo el tiempo, no tiene donde meterlo, ni puede hacer con él más cosa que sacudírselo enérgica o suavemente, según el gusto y el momento, pensando en cuanta chica conoce. Naturalmente, ese fue mi caso, al menos desde los 12 y hasta los 16 años, cuando una serie de circunstancias afortunadas, que aquí relataré, me permitieron cambiar de suerte, y todo, gracias al i...

Volver a Ítaca (lección de filosofía)

La vuelta al amor, la vuelta al sexo: "Su boca buscó la mía cuando empezó a acelerar sus movimientos hasta que explotó en breves gemidos, mordiéndome el labio inferior hasta hacerme daño. La detuve unos segundos, esperando que pasaran los últimos espasmos de su orgasmo. La levanté entonces, atrayend

  1. FILOSOFÍA ESPECULATIVA.

¿De cuantas formas puede uno ver unos pechos de mujer?, ¿cuántas sensaciones distintas puedo eso inspirar?

Pueden ser parte de un espectáculo como cualquier otro: podemos decir “vamos al table” en lugar de proponer “vamos esta noche a la planta de luz a escuchar las últimas de Germán Dehesa”, o “en el teatro helénico ponen hoy El Atentado, dirigido por Don Fulanón”, o el cine, quizá “Los doce de Ocean” o, ¿por qué no?, “Naranja Mecánica” por segunda o tercera vez, en m...

Héroes

Antes de partir a la batalla, cuatro jóvenes oficiales quieren conocer mujer. La viuda del coronel los hará hombres.

El 27 de enero de 1847 cada uno de los jefes de brigada leyó al cuadro de sus

hombres la orden del día del Cuartel General: al día siguiente iniciaría la

marcha del ejército rumbo al norte, abierta por la tercera brigada de

caballería, del general Anastasio Torrejón, y la División de Infantería de

Vanguardia, del general Francisco Pacheco.

Todos sabían, desde el

general en jefe hasta el último voluntario, que la marcha sería dura, quizá más

que las batallas que le s...

¡Vámonos de putas!

Dos generales revolucionarios acuden al burdel más afamado de la ciudad, cerrándolo para ellos solos.

El general Lorenzo García Puente sintió el golpe del aire frío al salir de la cantina. No había bebido tanto, no como el general Juan B. Espinosa, pero la altura de aquella ciudad, el tequila y el golpe del frío lo obligaron a detenerse para afirmar las botas sobre la acera y envolverse en su sarape. Era una ciudad de hermosos edificios y noble disposición que nunca le había gustado. A los norteños nunca nos gusta esta ciudad, pensó.

-¡Vámonos de putas, hermano! –exclamó Juan B. Espinosa tomándolo del...

¿Qué más vas a enseñarme?

Carta a mi amante, tras la increíble sesión de sexo oral en el auto.

¿Te acuerdas bien?

No fue un día cualquiera: te recogí en tu ciudad, a la hora que salías de la oficina, pasadas las cuatro de la tarde, y quince minutos después nos besábamos en un cuarto de hotel. Nos desvestimos cuidadosamente, prenda por prenda, cada una a su tiempo. Busqué entre los pliegues de tu cuerpo el botón del clítoris y la jugosa herida de tu sexo.

Me cabalgaste despacio, moviéndote como sabes hacerlo, sin dejar de besarme, hasta hacerme terminar entre estertores de agonía. Emp...

¿Quieres?

Lo que puede resultar de una propuesta indecorosa.

Imagínate que te invito a comer, que charlemos de lo tuyo y de lo mío ante una buena mesa con un vino superior, y mientras comemos, yo te mire a los ojos sin darte tregua. Que salgamos alegres al sol de la tarde y, en alguna esquina maravillosa, con cuatro preciosos edificios coloniales de cantera rosa, me detenga un momento para admirarte. Entonces te tome del brazo y te diga: "Haz el amor conmigo". Me mirarás y repetiré, igual, o casi: "por favor. Me encantas... haz el amor conmigo, hoy". Me respo...

El duelo

Lo que una bella patriota tiene que hacer para trabajar por su causa.

EL DUELO

Pedro Salmerón

  1. Juan

Toribio "el Perro" Regalado buscaba un tesoro. Apareció una malhadada tarde del otoño de 1864 en el primer pueblo del Bolsón de Mapimí al frente de doce sujetos de pésima reputación y peor catadura, armados de flamantes fusiles de repetición y montando magníficas bestias.

El general De Potier, jefe de las fuerzas francesas de ocupación en el los estados del noreste de México, tenía a los trece aventureros asimilados a su regimiento de exploradores...

Obsesionado por una adolescente

Lo que el título dice, y otras mujeres...

El día que Paola cumplía 18 años se presentó mi última novela en la Feria del Libro del Palacio de Minería. Mientras Carlos Fuentes, Elenita Ponmiatowska y Carlos Monsiváis manían los tópicos de costumbre, mi mirada vagaba en el nutrido auditorio, deteniéndose en las chicas de bonita cara, hasta que descubrí a una, de ojos pícaro, sonrisa sardónica, cuerpo esbelto y elegante atuendo casual, en la séptima u octava fila. A ella dirigí mis palabras cuando llegó mi turno. -No necesariamente, como nos han...