Hidalgo
Un olor a cigarro había invadido la casa desde que Hidalgo puso un pie sobre la casa, ese era el pensar de mi madre y pensamiento opuesto al mío, que inusitado personaje había tocado esa tarde a las puertas de mi casa en busca de un hogar, un señor, como yo solía llamarlo de edad cercana a los 50 pero con alma de cien, con los ojos apagados por tanta soledad, de piel morena y gran tamaño con el caminar lento pero tan seguro como el bastón que lo ayudaba.
Un olor a cigarro había invadido la casa desde que Hidalgo puso un pie sobre la casa, ese era el pensar de mi madre y pensamiento opuesto al mío, que inusitado personaje había tocado esa tarde a las puertas de mi casa en busca de un hogar, un señor, como yo solía llamarlo de edad cercana a los 50 pero con alma de cien, con los ojos apagados por tanta soledad, de piel morena y gran tamaño con el caminar lento pero tan seguro como el bastón que lo ayudaba.
Apenas vio el pequeño cuarto que lo aguard...