Un lugar en el mundo (1)

Un hombre tímido, conflictuado, y con grandes inhibiciones sexuales descubre repentinamente el placer de la sumisión.

-Dígame, ¿por qué quiere empezar a hacer terapia?

-Yo soy...impotente, licenciada.

-Ajá. ¿Cuántos años tiene Ud. ahora?

-Cuarenta y dos.

-¿Y desde cuándo le viene pasando eso?

-Desde hace como...dos años.

-¡Dos años! ¿Y recién ahora se decide a pedir ayuda?

-Ud. sabe...no es fácil hablar de esto y...

-Puede ser. Pero si no lo enfrenta no lo va a poder solucionar. ¿Se hizo algún chequeo médico?

-Sí, justamente...El médico no encuentra ningún problema fí...

Una venganza inesperada (2)

Donde se sabe TODA la verdad...

Hola a todos:

Soy Ada, y debo decir que me sentí muy complacida cuando Héctor, mi cornudo marido, publicó nuestra historia, y con William nos divertimos mucho pensando en toda la gente que ahora estaría al tanto de nuestras intimidades. Pero después me indigné al ver que él, luego de los humillantes comentarios recibidos, negara todo y dijera que su testimonio era pura fantasía. Así que ahora van a saber toda la verdad. Porque esto es real: tan real como el placer que me da William cuando me met...

Una venganza inesperada

Jamás podría haber imaginado la maquiavélica forma en que mi mujer se vengó de mi infidelidad...

Maldita sea la hora en que se me ocurrió engañar a mi mujer. Pero, claro, uno no mide las consecuencias, no sopesa los riesgos. Yo no sabía que ella lo iba a descubrir. Y mucho menos podía imaginar lo que me esperaba. Porque, verdaderamente, una venganza así sólo puede ser concebida por la mente maquiavélica de una fémina.

Por otra parte, tampoco entiendo bien por qué lo hice. Es cierto que Silvia, mi secretaria, es una morocha muy atractiva, con su físico exuberante y su larga cabellera castaña...

Dulce Andrea

Me casé con Andrea suponiendo que era una dulce niña y me encontré con una gran sorpresa...

DULCE ANDREA

Desde hacía muchos años tenía fantasías en las que me veía a mí mismo sometido y humillado por una mujer hermosa, sexy y cruel. Aunque nunca fui muy ardiente en materia de sexo, debo decir que esas fantasías eran capaces de mantenerme en un estado de calentura casi constante. Pero sobre todo, lo que más me excitaba eran las historias de infidelidad femenina: mi máxima fantasía era unirme a una mujer que no solamente me dominara sino que permanentemente me metiera los cuernos.

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