La Historia de Amaia: La mañana siguiente
La noche anterior había montado a mi hermoso semental maduro hasta caer rendida, mi cuerpo había descubierto nuevas formas de placer que no había contemplado. Hasta anoche el sexo para mí siempre había dependido de una necesidad emocional, mental incluso espiritual, pero Ernst me había enseñado las maravillas del sexo por puro y delirante placer.
Domingo 17 de abril de 2016
La noche anterior había montado a mi hermoso semental maduro hasta caer rendida, mi cuerpo había descubierto nuevas formas de placer que no había contemplado.
Hasta anoche el sexo para mí siempre había dependido de una necesidad emocional, mental incluso espiritual, pero Ernst me había enseñado las maravillas del sexo por puro y delirante placer.
Esa mañana desperté sola, envuelta en sabanas de algodón egipcio impregnadas de sexo y sudor. Me incorporé adolo...