Ay los sábados 5

La admiración más inocente de una hija hacia su madre se transforma en amor, y los sábados en puro sexo. Un sentimiento puro y limpio que sin embargo tenían que esconder (obviamente) y que la madre tenía que dosificar y gestionar

Despues de 17 años de casada, estaba vivendo una segunda juventud sexual con su marido, volviendo a hacer cosas que ya no hacían, posturas que se habían olvidado por completo por la rutinaria vida de hamster que llevamos.

Gracias a esa devoción que su hija sentía hacia su mami, esta había vuelto a hacer cosas tan simples que habían dejado de hacer. Algo tan sencillo como un 69, se convertía en un acontecimiento de exploración sensual adolescente. Ya no se acordaba de la sensación de correrse invadid...

Enganchada al semen

He enganchado a una amiga al semen, os lo podéis creer?

He en ganchado a una amiga mia al semen, os lo podeis creer?

Resulta que desde hace unas pocas semanas vamos juntas a trabajar en el mismo coche ( nos lo vamos turnando ) y, claro, compartir coche crea vinculo, suscita conversaciones que de otra manera no tendrían lugar...

Mi amiga es tan inocente tan jovencita y pura, que me tiene loquita. Tiene 25 añitos y lleva tres con su novio.

Claro, yo tengo 42, una hija y una curiosa historia que deberiais conocer en anteriores relatos y ella conmi...

¿Las siestas o las mañanas?

Seguimos viajando hacia atrás. Ya conocemos porqué Raquel ama a su mama, ahora conoceremos algunas de las claves de porque mama se deja amar por Raquel, en la continuación de Ay los Sábados. Volveras a releer la serie con otro enfoque.

Por las tardes, como siempre últimamente, perreaban en el sofá, pués era el primer momento del día donde realemente ambas se relajaban del estrés del día.

Afortunadamente la mama tenía un horario parecido a la de la tediosa justicia y, aunque alguna tarde tenía alguna entrevista o asesoramiento para el juicio del día siguiente, solía tener las tardes libres.

Una vez dejaba a su nena el cole tenía el tiempo justo de volver a casa a marchar alguna colada o planchar otra, pensar en la...

Ay los sábados 3

La admiración más inocente de una hija hacia su madre se transforma en amor, y los sábados en puro sexo. Un sentimiento puro y limpio que sin embargo tenían que esconder (obviamente) y que la madre tenía que dosificar y gestionar para que no se les fuera de las manos.

Increiblemente, tardaron bastante en volver a dormir juntas.

No hubo durante los días posteriores, ni comentarios al respectos ni miradas, ni reproche.

Era tan grande lo que había ocurrido, tan bonito, tan sensual, tan tierno que ambas no quisieron continuar. Quizás para no estropearlo.

Quizás.

Continuaron con sus vidas.

Mama era psicóloga pero trabajaba de asesora en un despacho de abogados. Asesoraba psicológicamente a testigos y clientes pa...

Ay los sábados 2

La admiración más inocente de una hija hacia su madre se transforma en amor, y los sábados en puro sexo. Un sentimiento puro y limpio que sin embargo tenían que esconder (obviamente) y que la madre tenía que dosificar y gestionar para que no se les fuer...

Sencillamente

ocurrió

.

De hecho es difícil todavía conocer en profundidad “porqué”

ocurrió

.

Y mucho más difícil es concretar en que momento

ocurrió

.

Pudo

ocurrir

, cuando al principio de todo, mamá se echaba la siesta los sábados, de forma esporádica, junto a su hija, a petición de ésta.

En realidad “petición” no es ser fiel a los hechos: Eran imploraciones insistentes y pesadas que sonaban...

Ay los sábados...

La admiración más inocente de una hija hacia su madre se transforma en amor, y los sábados en puro sexo. Un sentimiento puro y limpio que sin embargo tenían que esconder (obviamente) y que la madre tenía que dosificar y gestionar para que se les fuera de las manos y para que no se acabara.

Con una dedicación entusiasta se estaba acabando de pintar las uñas de color granate oscuro, que este verano se llevaba mucho y que a su hija la volvía loca. Bueno, y el púrpura, y el azul celeste, pero cada color tenía su momento y su función.

**El celeste, por ejemplo, era para picardías y conjuntitos de estar por casa, que resaltaban su piel suave y morena. Las uñas rojas era para esa noches de sexo sin disimulo que estaban solas en casa, o que jugaban a disfrazarse. Como las rositas, que...