Ay los sábados 5
La admiración más inocente de una hija hacia su madre se transforma en amor, y los sábados en puro sexo. Un sentimiento puro y limpio que sin embargo tenían que esconder (obviamente) y que la madre tenía que dosificar y gestionar
Despues de 17 años de casada, estaba vivendo una segunda juventud sexual con su marido, volviendo a hacer cosas que ya no hacían, posturas que se habían olvidado por completo por la rutinaria vida de hamster que llevamos.
Gracias a esa devoción que su hija sentía hacia su mami, esta había vuelto a hacer cosas tan simples que habían dejado de hacer. Algo tan sencillo como un 69, se convertía en un acontecimiento de exploración sensual adolescente. Ya no se acordaba de la sensación de correrse invadid...