El masaje
Un inocente masaje de espalda se convierte en un excitante viaje de placer.
El llegó a su casa pasada la medianoche, el día había sido caluroso y ella lo recibió con un pijama de seda verde que hacía juego con sus brillantes ojos color aceituna.
Pantalón corto que dejaba ver sus preciosas y torneadas piernas bronceadas tras los primeros días de playa y camiseta de finos tirantes bajo la cual se adivinaban sus voluptuosos y turgentes pechos.
Iria medía poco más de 1´70, cabellera rubia de pelo liso y sus ya comentados ojos verdosos se veían acompañados por una gran sonr...