Cambié, cambiamos (2)

Excitada a toda hora, así andaba desde entónces, creí volverme loca. Sólo Leo o alguien como él, podría calmar ese fuego; lo encontré y le conté a mi esposo.

El renacimiento de mi vida sexual estaba dado; mi cuerpo maduro solicitaba sexo, mucho y del bueno, y mi cerebro febril, igual, cosas que Juan no podía proveernos. Orgánicamente mis necesidades de hombre calaban en mis partes erógenas y, por otro lado, mi mente estaba entregada a pensamientos insanos a todas horas. El recuerdo de Leonardo me atosigaba mucho y perduraba en mí. Lo extrañaba como una hembra extraña a su macho cabrío. Tenía que satisfacerme manualmente cuando, en el transcurso de un día n...

Cambié, cambiamos

Continuación de "La Lámpara". Lo que cambiamos mi esposo y yo en una noche desenfrenada.

Hubo algunos problemas posteriores por aceptarle a mi marido el hecho de estar con otro hombre en un viaje que hice con él a una ciudad donde él iba a trabajar y me trajo a un prostituto para que me satisficiera sexualmente.

En mi primer relato "La Lámpara" en la sección de Grandes Relatos doy pormenores de todo esto. Pero como resumen al respecto, diré que fue la primera vez que estuve en los brazos de otro que no fuera mi marido, con el que tengo ya casi 20 años de matrimonio. Él fue m...

La Lámpara

De la fantasía a la realidad a veces no hay mucha distancia. Es cierto, siempre hay que tener cuidado con lo que se sueña.

No lo podía creer, ahí estaba yo temblando de nervios con mis muslos abiertos, con la sábana de esa cama de hotel cubriéndome hasta el pecho, sintiendo como un completo desconocido se comía mi vagina con prestancia tal que nunca había sentido esa sensación que me quemaba el vientre. Mi esposo estaba recargado en la cabecera a mi lado diciéndome al oído que me tranquilizara y que me concentrara en lo que sentía allá abajo. En una de sus manos tenía una lámpara de mano que traía siempre en las herramien...