El Vuelo del Fénix (y 3)

Excitante e inesperado desenlace de una historia que se ha ido construyendo en los anteriores capítulos.

EL VUELO DEL FÉNIX (y III)

Lección Uno

–¿Duermes colgando de ahí o en la cama? –bromeé.

–La verdad es que cuando las uso no duermo mucho. Anda, ven aquí, angelito, que estás para comerte

Me hizo ponerme debajo y me puso los brazaletes con un suave clic; yo pregunté:

–¿Para qué es esto?

–No te apures, es para que no te muevas demasiado durante la penetración. He aprendido que no se puede dejar galopar a rienda suelta a sementales como tú

Ella cogió...

El Vuelo del Fénix (2)

Raquel me miró con ojos tiernos: –Te dije que me encanta el coito anal, y no mentía. Pero para que sea realmente el vuelo del fénix hay que convertirlo en algo realmente especial. Si quieres aprender, yo te puedo enseñar ...

EL VUELO DEL FÉNIX (II)

Prematrícula

Traté de estar a solas con ella durante toda la m

a

ñana siguiente, pero me fue imposible. En el descanso del mediodía tenía la intención de buscarla en la cafetería donde ella solía comer, pero ella ya me estaba esperando en la salida. Como no queríamos la compañía de nadie más, nos fuimos a comer a un restaurante poco frecuentado por el personal de la empresa.

En cuanto tuve ocasión le dije:

–Lo de ayer fue fantástico, Raque...

El Vuelo del Fénix (1)

Al final del pasillo central había un espacio con una mesa y un teléfono. Raquel estaba sentada sobre la mesa, sonriente. Su blusa negra tenía varios botones desabrochados y tenía la falda arremangada sobre los muslos, mostrando las piernas. Estaba verdaderamente atractiva. –Hola, guapo –me dijo, con su voz profunda– Las cinco y media, ¡qué puntual!

EL VUELO DEL FÉNIX (I)

Raquel

Conocí a Raquel en la oficina, poco antes de Navidad. Entró en el departamento para sustituir a un compañero que estaba de baja, y llamó la atención de la mayoría de los miembros masculinos del staff. Era rubia, llevaba el pelo corto, pequeñita y vivaracha, muy extrovertida, y en lugar de vestir como si quisiera parecer la secretaria de dirección (lo que hacen la mayoría de las chicas cuando entran en una gran empresa) vestía amplias faldas de colores vi...

El árbol torcido (2)

María casi ha dejado atrás la infancia, pero no las prácticas nefandas que inició en aquella huerta junto al colegio de monjas...

CAPÍTULO III

Reencuentro

Pasaron unos años; María tenía ya quince, y se había desarrollado mucho, tanto física como psicológicamente. Tenía un cuerpo esbelto, con casi todas las curvas de una verdadera mujer, pequeños pechos que se alzaban provocadores bajo la ropa y largas piernas de andar elegante y felino. Había ya superado aquella etapa de la adolescencia en que las chicas se avergüenzan de su propio cuerpo.

También había evolucionado mentalmente. Había desarrollado una fa...

El árbol torcido (1)

María nació en un hogar de la buena sociedad, con un futuro cuidadosamente trazado. Sin embargo, siendo niña, alguien la fué desviando del camino de la virtud...

CAPÍTULO I

La pequeña María

Hay personas que vienen al mundo con un destino claramente prefijado por su entorno; los padres, los estudios, las relaciones sociales. Sin embargo, a veces la vida hace caprichosos quiebros que convierten a una persona en alguien totalmente diferente de lo esperado, como un árbol que creciera de manera singular, como desafiando a las leyes generales de la naturaleza. Quienes tienen la oportunidad de educarse en el convencimiento de que existen valores mo...