Jugando con el culo de mi tía
Justo al llegar se acababa de subir las bragas de color chocolate con un pequeño encaje que yo vi aquel día. Solo llegue a alcanzar algo de la rajita y ya me puso malo. Después se colocó una camiseta hasta los muslos y salió, pillándome frente a la puerta.
Cuando me mudé a Madrid a los 15 años mi tía tenía 44. Nos mudamos a una casa muy cerquita a la suya al lado de la estación de Chamartín. En aquella época yo estaba empezando a tener mis primeras tonterías con chicas y, aunque mi tía estaba casada, yo no pude evitar fijarme enseguida en ella por lo redondeado de sus curvas y lo bien que las enseñaba o dejaba intuir a veces. Cuando bajábamos a la piscina, o cuando por lo que sea dormía en su casa y tenía ocasión de verla ligera de ropa, mi imaginación volaba...