Jugando con el culo de mi tía

Justo al llegar se acababa de subir las bragas de color chocolate con un pequeño encaje que yo vi aquel día. Solo llegue a alcanzar algo de la rajita y ya me puso malo. Después se colocó una camiseta hasta los muslos y salió, pillándome frente a la puerta.

Cuando me mudé a Madrid a los 15 años mi tía tenía 44. Nos mudamos a una casa muy cerquita a la suya al lado de la estación de Chamartín. En aquella época yo estaba empezando a tener mis primeras tonterías con chicas y, aunque mi tía estaba casada, yo no pude evitar fijarme enseguida en ella por lo redondeado de sus curvas y lo bien que las enseñaba o dejaba intuir a veces. Cuando bajábamos a la piscina, o cuando por lo que sea dormía en su casa y tenía ocasión de verla ligera de ropa, mi imaginación volaba...

Muy calientes en el baño...

Hacía un tiempo que me veía con Ana, una mujer que conocí en la playa hace varios meses. Me sedujo su forma de ser tan abierta y que siempre podías hablar de cualquier cosa con ella. Hablaba de sus experiencias y de sexo como si disfrutara tanto como haciéndolo. Tenía 42 años y encajaba en...

Hacía un tiempo que me veía con Ana, una mujer que conocí en la playa hace varios meses. Me sedujo su forma de ser tan abierta y que siempre podías hablar de cualquier cosa con ella. Hablaba de sus experiencias y de sexo como si disfrutara tanto como haciéndolo. Tenía 42 años y encajaba perfectamente con el prototipo de MILF. Pelo rubio en media melena, delgadita pero con unas caderas estupendas y unas piernas torneadas y preciosas que acababan en un culito algo blandito pero bien puesto y muy resultón.

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