Camino Soria

La primera vez que hice el amor les sorprenderá; sin duda las circunstancias en que ocurrió mi desvirgamiento son de lo más raro que hayan leído.

Durante los años setenta, años en que transcurrió mi adolescencia y mi despertar a la vida (cursi proposición que viene a querer decir que eché los primeros polvos, canutos, peleas con macarras y demás) mi familia solía veranear con unos tíos míos en un pueblo, camino de Soria, como cantaba Gabinete Caligari; llamaré al pueblo “X” para no descubrirlo ahora, ya que la mayoría de los protagonistas de la historia siguen vivos. De hecho, todos menos el “malvado” del cuento.

Nosotros éramos cuatro (mis pad...

Al salir del Complejo Funerario

Años después, dos hermanos se encuentran y recuerdan un fin de semana con su madre...

Al salir del Complejo Funerario mi hermana me invitó:

-¿Te llevo?

No había traído el coche, y el camino del Cementerio Municipal estaba colapsado, sin duda (qué ocurrencia la de mamá, morirse el día de Todos los Santos), así que viajar con ella me ahorraría un buen pico de taxi, o una buena cola hasta poder coger un autobús. De modo que acepté sin darle muchas vueltas.

“Qué descastado soy” -  me dije, mientras daba la vuelta al vehículo para sentarme en el asiento del copiloto- “Hace vario...

El Palé galante

Un grupo familiar decide ir a limpiar la casa del pueblo. Lo que esperan sea un fin de semana aburrido se transforma, gracias a una prima cachonda y un juego antiguo, en una sorprendente velada de placer.

Seguro que todo el mundo ha tenido malas perspectivas para muchos fines de semana, pero maldita la gracia que me hacía a mí que, en el trabajo, me intentaran consolar con esa monserga. Se trataba de MI fin de semana, y mis suegros me habían reclutado para limpiar la casa del pueblo. Ladinamente –pensaba yo- habían esperado a que coincidieran mis vacaciones con un día de fiesta que tenía mi cuñado José, que trabajaba en Cataluña, para hacer un fin de semana de recogida de trastos y puesta en orden de l...

Cálculo elemental

Secuestrada por aquellos a quienes había humillado, recibió la cosecha que había sembrado. En mi primer relato quier mezclar el erotismo con la emoción, y trato de que sea agradable de leer.

- Señorita, despierte… Señorita, despierte

Magdalena –Magda- Ruz oía las palabras pero no formaban ideas en su cerebro. Poco a poco, comenzó a notar la pesadez en los párpados que sentía cuando había dormido poco, sabía que debía despertar, pero no podía abrir los ojos.

- Señorita, despierte… Señorita, despierte

Movió la lengua –seca, áspera, como si se hubiera bebido todo el Bourbon del Innombrable- y notó una punzada de dolor en la sien.

¿Qué había hecho? No recordaba lo o...