Las Blusas de tirantes pequeñitos
El olor de una blusa, una prima, y el pecado filial.
Hay algunas verdades rojas,
que preferimos no ventilar,
que las guardamos celosamente
en el baúl interior,
para respirar su aroma
cuando nadie está cerca
Seré sincero, aquella tarde me sentía caliente.
¿Para que darle vueltas?, a todos nos han hechizado esos días, me sentía caliente y con deseo, mar abrazando la bahía, géiser furtivo esperando explotar en los muslos de alguna turista de minifalda, morboso, "como burro en primavera" -dicen por aquí-, como el niño...