Guerra de celos
Cuando parecía que nada podría encender la llama de nuestro matrimonio, mi marido se inventa un juego de consecuencias insospechadas.
Llegué a casa terriblemente cansada aquella tarde. El trabajo en la empresa era cada día más duro. Mi marido llegó al poco rato y para mi sorpresa venía con un regalo, lo único que dudé fue que prenda de ropa sería. Lo cierto es que en ese sentido era bastante espléndido. Por aquel entonces mi marido tenía 40 años y yo 32 pero se conservaba bastante bien y como pareja en ese sentido no llamábamos la atención. Trabajábamos en la misma empresa ocupando puestos importantes y no nos dejaba casi tiempo par...