Algo olvidado en un cajón

Mi marido y yo experimentamos una nueva experiencia gracias a un hallazgo inesperado.

Mi marido y yo llegamos a Valladolid casi al anochecer. Cuando entramos a la habitación del hotel decidimos ducharnos y descansar, y no dar un paseo por la ciudad tal y como hacíamos en otras ocasiones que llegábamos a ciudades que aún no conocíamos. Tras unos minutos en la estancia deshaciendo el equipaje pasé a hacer lo que más me gusta cada vez que llego a un hotel, que no es otra cosa que registrar todos los cajones de los armarios y mesas de la habitación por si algún otro huésped había olvidado...

Mujer de un poli

Ser esposa de un policía te hace formar casi parte de su labor como agente de la ley.

Estaba sola en casa, tumbada en la cama. Mi marido tenía guardia esa noche; patrullaba las calles. Estaba recién casada con un policía y muy caliente en la noche solitaria. En varias ocasiones llegué a masturbarme, pero estaba tan excitada que esa vez concretamente lo consideraba ridículo: lo que necesitaba era un hombre.

Entonces oí la puerta de la calle y me asusté. Podría ser un atracador, o quizá un violador. ¡Claro, un violador! Las ganas que yo tenía. En realidad era mi marido, que pasaba...

Divorciada, apasionada y con más de cincuenta.

¿Adónde puede ir una mujer divorciada con más de cincuenta años?

"Una mujer con más de cincuenta años, recién divorciada a pocos sitios puede ir". Eso pensaba yo, repudiada por mi exmarido que alegó insatisfacción sexual ante el juez para que este concediera el divorcio. De esta manera me humilló ante familiares y amigos.

Deprimida, pasé una larga temporada encerrada en casa, sin ganas de salir para entretenerme. Mi hija mayor, un encanto, intentó animarme, convencerme de que debía seguir viviendo plenamente y que después del divorcio con más razón aún.

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Furtivamente en la playa

Cosas que sucenden en una playa más habitualmente de lo que el vulgo imagina.

  • Pero Luís, ¿estás loco? ¿Aquí en la playa?

  • Es una playa nudista ¿qué va a pasar?

  • Que sea nudista no significa que podamos dar un espectáculo erótico.

  • No seas ñoña Marisa, nadie nos va a ver, y si alguien observa algo lo confundirá con el gesto de extender crema.

  • Claro amor mío, ¡masturbarte es lo mismo que ponerte crema!

  • ¡Venga nena! Estoy que exploto de excitación, ya sabes como me pone el agua del mar, el sol, contemplar a otras chicas desnudas

  • ¿No pued...

¡Ah, los jóvenes!

Una mujer ha de solucionar un problema de su hijo adolescente.

Hubo una época en la que mi hijo, ya más que adolescente, lo pasó fatal por culpa de algunos compañeros que le herían al comentarle lo buena que yo, su madre, estaba.

No quedaba ahí la cosa porque además le decían que clase de obscenidades harían con mi cuerpo. Esto, no sólo lo ha sufrido mi hijo; a mí por la calle ha habido hombres que me lo han dicho, pero yo ya estoy acostumbrada. Peor lo pasaba él.

No obstante, la raíz del problema residía en un compañero en concreto; el gallo de la cl...

Salvando mi matrimonio

Dos relatos en uno unidos por un hilo común.

"Salvando mi matrimonio" son dos microrrelatos presentados conjuntamente al tener en común la misma circunstancia argumental.

Me rasuro.

Mi marido me ha acusado a veces de no cuidar nuestro matrimonio. Le amo y no le reprocho esa idea, quizá tenga razón. Me ha explicado cien mil veces que el sexo es importante para él, que me esfuerce en complacerlo como él me complace sinceramente en otras cosas. Es así, con él no me falta de nada de lo que deseo, de modo que es justo que yo le complazca...

Nunca disfruté tanto

Llega un día en el que descubres otro modo de disfrutar.

Al cabo de unos meses después de casarme, el jefe de mi marido me tiró los tejos. Me encolericé, me había tomado por una cualquiera el imbécil. Estas cosas me sublevan y decidí darle un escarmiento.

Le hice creer que me interesaba tener una aventura. Y entonces comenzamos a mantener charlas telefónicas subidas de tono, hasta que descubrí que lo que le iba al muy cabrón era el sado. Quería darme azotes el tío sinvergüenza, mas yo le animé declarándome sumisa.

Llegó el día de la primera cita...

Mujeres bajo la fuente o el dios eyaculador

Una mujer hace una invitación muy peculiar e íntima a un grupo de amigas.

Somos un grupo de cinco buenas amigas. No nos une nada más que una buena amistad, porque ni tenemos todas el mismo trabajo, ni vivimos en el mismo barrio, ni somos de la misma edad… Amigas que nos reunimos de vez en cuando para tomar café y charlar, o simplemente para dar una vuelta.

Una tarde de sábado, tras realizar unas compras, nos detuvimos las cinco a tomar un café. Alicia y Belinda estaban más animadas de lo habitual, y aunque en ellas era normal hablar de sexo y de hombres, esa tarde est...

Ética profesional de una prostituta

Hablando sobre el oficio de la prostitución y sus vicisitudes.

No es que a una servidora le fascine el oficio, pero de algo hay que vivir. Me costó empezar no crean; ante mi primer cliente lloré, ante el segundo se me saltaron las lágrimas, ante el tercero forcé una sonrisa y el cuarto era un viejo casado tan ridículo que solté una carcajada. La experiencia que se va adquiriendo en todos los ámbitos de la vida ayuda a sobrellevar las tareas, incluso las de la "venta de carne". Mi quinto cliente, del que todavía recuerdo que se llamaba Gabi, fue un hombre que me g...

Hipnotizada por el exhibicionista

En la nocturna calle te puedes llevar sorpresas. No hay que temer, puedes ser visiones agradables.

Salí hace unas noches del apartamento a sacar la bolsa de basura. No hacía mala temperatura en la calle y dije a mi marido que tardaría pocos minutos en regresar, pues tan sólo se trataba de salir del edificio de viviendas y avanzar unos metros para depositar la bolsa en un contenedor. Mi barrio es tranquilo y a esas horas no suele haber ni un alma vagando por la calle; todo el mundo descansa ya. Yo vestía bata y zapatillas de estar en casa, incluso mi cabello iba liado en rulos: no es que me consider...