María (IV: Horas extra)

Otra vez los compañeros de trabajo van a disfrutar de nuestra putita.

El trabajo se me había acumulado y tenía más remedio que quedarme para acabarlo. Alberto por la mañana me exigiría el informe de ventas y no quería darle motivos para castigarme. En la oficina solo quedamos cinco o seis personas. Los de control de producción que siempre acababan mas tarde, Loli de contabilidad y yo. Eran las ocho cuando por fin acabe el dichoso informe, solo me quedaba hacer unas fotocopias y ya podría irme a casa. Estaba reponiendo el papel en la fotocopiadora cuando unas manos agarraron m...

María (III: Juan)

Lleva a una secretaria y a su sobrino para que viesen lo puta que es María.

Juan me llamaba a su despacho por la tarde, después de comer. ¡Aún hoy no he logrado superar la repugnancia que me inspira este hombre! No es solo su aspecto físico, es su mente pervertida, su manera de hacer, no sé como explicarlo. Sin embargo con él alcanzaba los orgasmos más intensos no sé si a causa de la tensión o por la misma repugnancia.

Nada más entrar me hacia desnudar y sentar sobre un taburete giratorio que compró especialmente para mí.

-Abre las piernas, quiero ver tu sexo bien abier...

María (II: Alberto)

Su jefe no paraba de ordenarla, y ella era su pequeña esclava sexual.

En pocas semanas había descubierto sensaciones tan placenteras que no creo que pudiera dar marcha atrás. Nada me importaba demasiado si con ello podía hacer felices a mis jefes.

Alberto era madrugador, era uno de los primeros en llegar a la oficina por lo que yo tenía que levantarme mucho más temprano que de costumbre para estar allí cuando él apareciera. Él entraba saludando a todo el personal educadamente menos a mí, se limitaba a mirarme de arriba abajo para asegurarse de que cumplía sus normas sob...

María (I: ¿Placer o deber?)

Sin darse cuenta se convierte en la puta de la oficina, todos la querran dominar.

Me llamo María y soy una puta.

No, no os penséis que me pesa al contrario estoy orgullosa de ello. Lo único que lamento son los años perdidos de novio en novio feliz, creyendo que cada vez que me hacían el amor era lo más maravilloso del mundo ¡Qué equivocada estaba! Mi vida hubiera seguido así anodina y normal si no hubiese cambiado de trabajo. Después de diez años trabajando en una tienda y estudiando por las tardes por fin podía dedicarme a lo que realmente me gustaba, eso si empezando...