La vecina
Una ventana abierta y todo lo que puedo ofrecer
Aquella noche no podía dormir. La verdad es que ni siquiera le daba la más mínima oportunidad al sueño para que hiciera mella en mí. La noche era bastante calurosa, y la sola idea de abandonar la terraza para meterme en el dormitorio la hacía aún más. Así que seguía allí, devorando inexorablemente cada minuto de la noche y acercándome cada vez más a un nuevo día.
Siempre me ha gustado la imagen multicolor de una ciudad cuando la luz del sol deja de iluminarlo todo y son otras luces, las de las bombill...