Loca, pero feliz

Pase de ser fria, a hacer todas las perversiones imaginables.

Hola, me llamo Agnes. Me presentaré para todos. Tengo 37 años, divorciada desde hace 12 años, con dos hijos Rubén de 17 y Josefa de 14. Soy esteticista y vivo en Santiago de Chile. Mi concurso hoy aquí, se debe a un acto de rebeldía contra mi vida actual, a un intento de no dejar en un doloroso olvido, parte de mi pasado, que no siendo lejano, noto como se difumina día tras día... Y pese a que mi vida hoy está a los ojos de los demás, mucho más resuelta, ya que parece que mi salón de belleza funciona...

Gracias a mi depresión

Una visita al psicólogo cambio mi vida, y el tamaño de mi ano.

Comencé teniendo síntomas depresivos y los achacaba a la próxima llegada de mis treinta años, suelen decir que a esa edad existe una crisis en la mujer. Así que mi esposo me recomendó buscara una terapia psicológica para salir de ese estado de ánimo.

De antemano sé que a un médico no se le elige por azar y mucho menos cuando te encuentras vulnerable, pero no estaba dispuesta a que todo el barrio se enterase que andaba de psicólogos. Además, que no pensaba ir a más de dos sesiones ya que solament...

Era justo que ella pretendiera olvidarme...

Era justo que ella pretendiera olvidarme... a fin de cuentas ambos teniamos pareja.

Era justo que ella pretendiera olvidarme. A fin de cuentas ambos teniamos pareja. Ella estaba empezando con la suya, un empleado de una empresa de tasaciones inmobiliarias y merecía la oportunidad de discernir libremente, sin presiones, si era el chico de su vida, el que quería para conformar una familia, o... no. En cuanto a mi pareja, bueno... estabamos demasiado consolidados. Respecto a esta chica, pretendía creer que era solo un caprichito pasajero, un soplo de aire fresco para alguien que como yo...

No fue una sesión de yoga mas...

Jamás pude imaginarme como iba a disfrutar mirando. Fue un orgasmo maravilloso...

El día empezó como otro cualquiera y conforme avanzaba, cumplí con diversas actividades y compromisos que ya tenía previstos. Era viernes y como tantos de estos días, entrada la tarde mi cuerpo pedía un poco de tranquilidad, así que decidí que sería relajante ir a la clase de yoga de última hora en el gimnasio donde suelo ir por las mañanas. Días como aquel, son los que me impiden ir a la hora acostumbrada.

No tuve que ir a casa a recoger la ropa para hacer deporte, ya que suelo cargar en el aut...