Una tarde de placer
Hacía tiempo que no nos veíamos con tiempo suficiente para disfrutar poco a poco con tu cuerpo y tu con el mio. Exploré tu cuerpo y dejé que exploraras el mio hasta conseguir arrancarte y tu ami unos orgasmos que hacia tiempo que no teníamos.
Desde que abrí la puerta y te vi, supe que, por fin, por mi primera vez, me ibas a dar el placer de atender mis deseos sexuales, que lo que tantas veces te había pedido, por fin lo iba a tener. Aquellas botas “panamá”, tus calcetines de lana y lo que presumía que había debajo de tu abrigo despertaron en mi un instinto sexual y una excitación que no sé cómo puede reprimir. Tras los primeros minutos de relax, disfruté de que por fin habíamos encontrado la, tan esperada, oportunidad de contar con unas horas so...