Comiendo polla de moro
Me acostó hacia arriba en el asiento, y quitándose por completo el pantalón y el calzoncillo, sentó su culo peludo en mi pecho, y me puso la polla en la cara, situando sus rodillas a cada lado de mi cuello y apoyándolas en el asiento. Desde esa posición me folló la boca como si no hubiese un mañana
No hizo falta mucho más. Bueno, en esta ocasión, lo cierto es que yo llevaba tiempo buscando un moro al que comerle la polla. Puse un anuncio en una de esas páginas de encuentros sexuales esporádicos y no tuve más que esperar. Solo hay que gastar la combinación de palabras adecuadas para llamar la atención de uno de esos empotradores norteafricanos. Y así fue, sólo tuve que añadir "sumiso" a la palabra "puta" para que me lloviesen las proposiciones. Pero por unas u otras cosas nunca me había animado a queda...