Juegos de vacaciones

No podía creerlo. No. Aunque tampoco me cuestioné demasiado en ese momento. Silvia estaba a mi lado, sin decir nada. Ambos parecíamos estar saliendo de un extraño trance. Mi polla estaba fuera, flácida, húmeda. No sabía qué decir, ni siquiera si era necesario decir algo.

Desde pequeños cuando llegaba el verano era seguro que nos fuéramos de vacaciones a la costa. Pero desde el divorcio de nuestros padres ya no lo hacíamos tan ritualmente. La separación fue en buenos términos, pero aun así no es muy frecuente el trato con nuestro padre. Delia, mi madre, una enérgica mujer de armas tomar, a sus 44 años, luego de un par de años sin pareja, en los que prefirió solventar su estatus laboral, finalmente comenzó a salir con un ex-compañero de trabajo, Julio; un hombre que par...