Las aventuras sexuales de Jarlath Dunn.

Nada le excitaba más que la carne fresca, la impericia de un ser inocente al que corromper y en cierto modo aleccionar, y contra eso ni la más versada de las putas o el más tragón de los chaperos podrían rivalizar.

La segunda hora de sus –extraoficiales– rondas nocturnas era siempre su favorita. Las putas y chaperos del Soho acechaban sin apenas discreción a su primer cliente de la noche –los más laboriosos tanteaban ya por un segundo– congregados en las puertas de bares, saunas y en sombrías aunque transitadas esquinas. Tentadores rebaños de corderos para la hambrienta bestia merodeadora que era Jarlath Dunn; barbudo guerrero de clan escocés con aspecto de inspector de policía y viceversa. Casi dos metros de músculos...

Mi padre, Koldo. (V)

Un adolescente virgen logra al fin lo que tanto había deseado. Que su padre, Koldo, sea el primer hombre en estrenar su culito. ¡Y menudo estreno!

CONTINUACIÓN DE MI PADRE, KOLDO (III) Y (IV)

Túmbate boca abajo y separa un poco las piernas –. Me ordenó Koldo de rodillas abiertas sobre el colchón, mientras se manoseaba el paquete a un lado de mi cuerpo. Sin vacilar eso fue lo que hice, exhibiéndole mi lampiña y delgada anatomía trasera. Desde mi nueva posición tumbada ojeé la verga ajena de soslayo; ahora sí, con algo de suspicacia y temor en mis ojos. Perfilada aún en el tejido blanco parecía más gruesa que nunca, posicionad...

Mi padre, Koldo. (IV)

Koldo sigue disfrutado en el sofá de su salón de los servicios prestados por la mejor puta que jamás haya catado: Su hijo adolescente.

CONTINUACIÓN DE MI PADRE, KOLDO (III)

Con sus pantalones bajados a medio muslo no le permití que se ocupara él mismo de hacer lo propio con sus calzoncillos, demorando cruelmente lo que mi padre y el bulto entre sus piernas tanto parecían estar ansiando. A pesar de mi posición sumisa, literalmente a sus pies, era yo quien por el momento llevaba las riendas de tan morbosa y excitante situación. – **Disfrutas poniéndome cachondo para luego hacerme sufrir, ¿verdad? Menudo maricón calientapollas est...

Mi padre, Koldo. (III)

Un adolescente con ganas de ser follado por su padre. Éste llega a casa con dos copas de más. ¿Quién se aprovechará de quién?

Al fin llegó el día –y la oportunidad– que durante tanto tiempo había estado esperando. Mi madre pasaría una semana entera lejos de casa, de nosotros, visitando a una hermana suya afincada en Francia. Tiempo más que suficiente para conseguir que el hombre al que más deseaba en este mundo me poseyera como ningún otro –y por donde ningún otro– lo hubiera hecho antes. Ese hombre era mi padre, Koldo, que por motivos de trabajo –o quizás porque también anhelaba quedarse a solas conmigo– no pudo acompañar a mi ma...

Mi padre, Koldo. (II)

Koldo vuelve a requerir de los servicios de su hijo. Un adolescente siempre dispuesto a satisfacer las necesidades de su bien dotado padre.

Una semana después volví a encontrarme a mí mismo espiando a mi deseado progenitor a través de una puerta entornada. En esta ocasión la del cuarto de baño, nuevamente aprovechando que mi madre no estaba en casa. Mi padre se estaba duchando, extraña y oportunamente, con la cortina descorrida y habiendo dejado la puerta entreabierta. “Reconócelo, cabrón, te encanta que tu hijo te mire. Te pone cachondo ponerme cachondo”.

Pensé en pajearme ante la visión de semejante hombretón desnudo y sensualmente empa...

Mi padre, Koldo.

Un adolescente consigue ver y experimentar lo mucho que su padre tiene por ofrecer cuando sus necesidades como hombre apremian y mamá no está en casa.

Mi padre regresó de comprar tabaco con una más que notable erección. Deduje que una vez más se habría topado en el ascensor con aquella vecina tetuda del tercero que tan cachondo le ponía, algo que siempre se esforzaba en disimular –inútilmente– ante mi madre. Quizás porque sabía que esa tarde ella no pasaría por casa, se permitió a sí mismo y ante mí el lujo de no coartar su virilidad, reflejada ahora en el impresionante bulto de sus pantalones. Y menudo bulto… Veinte minutos de televisión después seguía m...