De cobra a anaconda.
Su culebrilla o cobra, para no minvarse la moral, sufrió un plantón, pero poco a poco nació una anaconda que le abrió todas las puertas o piernas.
Que no hombre! Que no quiero nada contigo!
Pero, pero... Si yo te quiero Paula.
Sus últimas palabras le destrozaron el corazón, pues ese día en la piscina creía que porfín caería presa de su amor. Pero no fue así, y eso no fue todo, su mejor amiga recibió al cabo de unos días ciertos rumores de que Paula andaba detrás de un chico que por lo que se contaba entre vestuarios tenía un poyón de campeonato. Las informaciones hablaban de 20cm erecto, otros de 25cm, pero al fin y al cabo era grande...