Esclava de un Desconocido
La rutina en mi matrimonio me llevó a explorar un lado de mi personalidad con el que siempre había fantaseado, pero que jamás creí poder llevar a la práctica.
Bernardo, mi esposo, nunca se imaginó que la computadora que él usaba para trabajar a mí me servía para serle infiel.... Bueno, al menos cibernéticamente hablando.
Después de unos meses de casados, nuestro matrimonio había caído en cierta monotonía. No es que él me descuidara, no. Pero el sexo se había vuelto algo rutinario, a fuerza de experimentar. Lo habíamos hecho en casi todo lugar imaginable, y eso había hecho que poco a poco la excitación se fuera apagando. Lo amo, sí... Lo deseo, también es ci...