María (1)
En el momento en que menos se espera, la vida puede darte una agradable sorpresa.
Hacía unos pocos meses que mi mujer había solicitado el divorcio. No podia culpar a mi mujer. Llevabamos casi 25 años casados y había sido un marido ausente. A punto de cumplir los 50 era esclavo de mi trabajo: reuniones a todas horas, viajes continuos,... Estaba bien situado, si, pero en el plano personal había fracasado. A mi hija casi no la conocía. Se había ido de casa a los 18 para estudiar fuera, y a hora, a los 24, se acababa de casar. Me encontraba nuevamente soltero, sin cargas de ningún tipo...