Diario de un Consentidor Vade retro
Dos miradas a una misma historia. Dos caminos y una encrucijada.
Diario de un ConsentidorVade retro
El sueño tocaba a su fin, aún así no teníamos prisa por separarnos. Me preocupaba ella que tenía tres o cuatro horas de carretera por delante, pero si se lo decía le iba a molestar; casi podía escucharla: «¿Crees que no soy tan capaz como tú de conducir de noche?». Si dejaba actuar a mi instinto de sobreprotección me arriesgaba a estropear la magnífica sobremesa que siguió a un polvo bastante inusual; en cambio le propuse que hiciéramos el equipaje, eso nos...