A todos los heteros con los que me topé (Daniel)

Si me decidía por bajar la mirada, entonces me topaba de lleno con dos fibrosos pectorales bien trabajados, coronados con tetillas rosadas que habían sido atravesadas por aros de acero. Más abajo sobresalía en relieve el abdomen más marcado que se podía pedir. Y al sur de este, la perdición.

A TODOS LOS HETERO CON LOS QUE ME TOPÉ

Daniel

Era mayo, el invierno había muerto, la primavera refulgía y el mundo continuaba irremediablemente jodido por la más jodida pandemia. Vale, seguro que para muchos este no resultará un tema muy agradable sobre el cual leer; lo sé, chavales. Pero os pido compostura, evitaré ahondar en ello de ahora en adelante para no desinflaros... el buen ánimo.

Lo que digo es que para aquel mes se contaba ya casi un año de que yo no sabía nada de mi ant...

A todos los heteros con los que me topé (Israel)

Sin ponerlo en duda, lo que se robó mi atención en aquel momento fue la gruesa y larga polla de cabeza sonrosada que despuntaba en la parte más baja de su tonificado abdomen. Estaba hinchada a más no poder y de su punta pendía una suculenta gota brillante de líquido preseminal.

A TODOS LOS HETERO CON LOS QUE ME TOPÉ

Israel

En definitiva, follar con heteros no era lo mío. Eso me había tocado descubrirlo a los porrazos.

Venga ya, que a algunos os encantará de seguro, pero en lo que a mi respecta, el hecho de tener que prestarle el culo a un tío, para que me tire del pelo, me muerda una oreja o me pregunte si soy su putita, dejándole saciar de este modo su morbosa curiosidad -además de un poco la mía, para qué os miento-, y luego tener que lidiar con aq...

La Audición

Yo quería aquello. Para eso estaba ahí. Quería el placer, el dinero y la fama que pudiera conseguir como actor porno. Y trabajaría por ello.

La Audición

Cuando llegué al lugar me sorprendí de ver que todo lucía absolutamente normal. No había dildos, ni látigos, ni cadenas, ni arneses. Ni siquiera había una cama. Era todo lo opuesto a lo que me había imaginado. Otro piso de oficinas en el centro de Barcelona, nada más.

Y, sin embargo, aquella fachada escondía un fondo más osado, más apegado a lo que era realmente.

Atravesé la puerta y un chaval muy atractivo de ojos azules me miró por encima de la pantalla de su ordenador. ...