Cosas que no deben ocurrir
Las cosas prohibidas son siempre las más excitantes.
Otra historia por encargo, para la pequeña ninfómana.
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Sabía que no debí haberlo hecho, lo sabía. ¡Joder, que casi era una niña! Pero cuando pienso en ella, en su pelo rubio, en sus ojos verdes tan brillantes como falsos, en sus pechos… Joder, que pechos, instándote constantemente a cogerlos, a morderlos. Y el culo, ¡vaya culo! Y para colmo, lo sabía. Debí haberlo visto venir.
Aquella noche no pude evitarlo, ¿cómo hacerlo? Me arrastró a la calle, a los bares. Llevaba un vestido...