Jugando con la sumisión
Las jornadas de trabajo no dejaban de sorprenderme
Después de la experiencia en el salón del hotel me fui a mi habitación, me duché y me metí en la cama. Eran las dos de la madrugada y al día siguiente había que estar a las 8 desayunando.
Bajé unos minutos más tarde de las 8 y allí estaban prácticamente todo el grupo. Nos habían reservado una mesa para todos y así poder desayunar juntos. Carlos y Elena estaban en un extremo de la mesa y no me quitaban ojo de encima. Con el cansancio que tenía por la noche, no me dio tiempo a pensar mucho sobre mi prim...