Sadie
Ariana, Sadie. Ambas blancas. De tetas deliciosas.
Conocí a Sadie un día de veranos de esos que no se olvidan. Fumaba un cigarrillo y bebía un poco de té en mi terraza. La vi pasar. Su cabello castaño claro tan lacio. Medía apenas 1.60 cm. Parecía estar enojada con la vida. Llevaba su pantalón de mezclilla negro, una blusa de tirantes blanca que hacía ver su piel palidísima. Nunca había visto tal blancura en una mujer. Era blanca como la leche. Fumaba. Enojada fumaba. Y yo, sin importarme en molestar su enojo, la observaba. Tenía puestos unos lentes de sol...