Un día con una lectora
Llamé a la puerta a la hora que habíamos quedado, Lili abrió la puerta y, ¡al vernos!, ¡nuestra sorpresa fue mayúscula!, ya nos conocíamos
Llamé a la puerta a la hora que habíamos quedado, Lili abrió la puerta y, ¡al vernos!, ¡nuestra sorpresa fue mayúscula!, ya nos conocíamos… Ella estaba muy guapa, a través de su camisa se vislumbraban unos pechos grandes y firmes. Su cara era preciosa y, vista de cerca, aparentara un par de años menos de los treinta y cinco años que yo sabía que Lili tenía. Sus curvas eran divinas, nada de celulitis y una cintura firme y esbelta. La veía inquieta mientras me miraba; me dijo Lili:
_Margarita, eres m...