De luna a luna
El sacrificio de un padre vale más que su propia vida.
Pedro tenía cincuenta y nueve años. Tres hijos. Una mujer. Un gato. Y dos trabajos.
Se había casado joven. Era un chico guapo y fuerte cuando conoció a su mujer Sonia. Era idealista, soñador joven. No sabía donde se estaba metiendo.
Desde el principio se plantearon mal el matrimonio, posiblemente influenciados por la sociedad en la que vivían. Decidieron que Sonia se quedara en casa cuidando de los hijos y que él saldría a ganarse el pan, más o menos lo que hacían todas las familias de Es...