Somos muy buenos amigos (1) - Polvo de discoteca
Su polla entraba y salía de mi culo haciéndome gemir sin parar. A pesar de la alta música en la discoteca, estoy seguro que cualquiera que entrase en el baño podría escuchar perfectamente mis gritos de placer y los del macho que me estaba perforando.
Su polla entraba y salía de mi culo haciéndome gemir sin parar. A pesar de la alta música en la discoteca, estoy seguro que cualquiera que entrase en el baño podría escuchar perfectamente mis gritos de placer y los del macho que me estaba perforando. Con la camisa sobre el váter y mis pantalones y calzoncillos por los tobillos, al igual que él, pero su fuerte pecho con vello muy recortado – que pinchaba, vamos – lo sentía apretar contra mi espalda con cada estocada de su inmensa polla de casi veinte centíme...