Los tres mil euros mejor gastados de mi vida. (II)
De cómo llegué a pagar tres mil euros por la necesidad de conocer si mi mujer era una zorra como sus amigas y me había hecho cornudo o no. Relato dividido en varias partes, tantas como pagos
Durante la madrugada Marquitos, mi hijo, empezó con unas décimas de fiebre y malestar. Con tan solo catorce meses resultaba dificil identificar síntomas y enfermedad. No parecía nada exageradamente importante como para ir de urgencias así que me quedé con él mientras Carmen llamaba a su madre para que se hiciese cargo del pequeño en cuanto pudiese, en lugar de llevarle a la guardería. Carmen ese día tenía un viaje planificado y dado que la última vez le había tocado a ella cuidarlo, en esta ocasión tenía qu...