Ana, la hermana de mi mujer (2)
Dos días después el segundo encuentro.
Martes. Hace dos días mi vida se convirtió en un constante paseo al borde del precipicio. María no deja de preguntarme si me pasa algo, me ve como perdido me dice. No pasa nada y la acaricio por no hablar, no decir nada que la haga sospechar.
No puedo dejar de pensar en Ana, en su cuerpo, en su sexo, pero tampoco puedo dejar de pensar que si alguien llegara a saber qué pasó estaría en medio de un quilombo. Será mejor tratar de olvidar, y tal vez dejar de escribir esto sea una buena medida.
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