Sorpresa en la playa
Experiencia kinky en la playa descubriendo un mundo a mi marido
Me desperté después de una larga siesta, ya no quedaba casi nadie en la playa. El vino, la abundante comida y el sonido de las olas nos habían hecho efecto y se nos fue la hora.
Apenas quedarían unos cuatro grupos de gente que posiblemente habían acudido a aquella apartada playa para contemplar su fantástica puesta de sol.
Él seguía dormido y yo le contemplaba acompañada por el susurro de las olas y una leve brisa.
El sol ya estaba casi en su punto más bajo y una, cada vez más tenue, luz roji...